Soumission (Sumisión / Submissão)

Michel Houellebecq. Sumisión. México, D.F.: Anagrama, 2015 (283 pp.).*

Conocí la escritura de Houellebecq hace más de diez años, y hasta hoy continuo gustando de sus libros, aunque no admiro su escritura tanto como antes –mi libro favorito suyo es Las partículas elementales, el primero que leí de su autoría. El libro en cuestión resonó en los medios de comunicación y redes sociales debido a que fue lanzado el mismo día de los atentados contra Charlie Hebdo, así como por los paralelos de este evento (y atentados futuros) con su premisa: la novela narra los pasos tomados por un partido islámico para tomar posesión del gobierno francés y, de manera más general, de gobiernos europeos.

Narrado en primera persona por François, un profesor de la Sorbona versado en letras, la trama se desarrolla en Francia en 1922. François es la muestra individual de los cambios que están sucediendo a nivel institucional en todo el país como resultado de la notoriedad y eventual elección del partido musulmán, que llega a la presidencia en su momento. El lector atestigua, con un sentido de inevitabilidad, cómo François va de la incredulidad a la aceptación de estos hechos, así como las consecuencias que tendrán en todas las esferas de su vida. Al mismo tiempo, el autor logra transmitir las pocas ganas de vivir, el hartazgo y la indiferencia de varios sectores de países del primer mundo, al reflejarlos en la actitud de François hacia su carrera, su familia y la sociedad, que contrasta con la aparente energía de quienes persiguen el poder en este hipotético partido musulmán.

Hubo dos puntos que me incomodaron del libro. El primero tiene que ver con la escritura del autor, ya que hubo detalles poco creíbles, digresiones, y en ciertos puntos una caricaturización de la religión y las costumbres islámicas –en varios momentos las interpretaciones del islamismo del autor me parecieron flojas y estereotipadas. Es muy fácil, por ejemplo, anclar las costumbres del islamismo a la poligamia, aunque esta práctica no sea exclusiva del Islam. El segundo punto es la traducción: “a buen seguro”, por ejemplo, es una frase usada por toda la novela, cuando se pudo haber empleado un más neutral y conciso “ciertamente”, que es de uso general entre hispanoparlantes. Una estrategia que hubiese valorado es la edición para incluir vocablos de uso en Latinoamérica (donde nunca he escuchado usar “restaurador” cuando se quiere decir restaurantero).

Aparte del tema delicado de la religión y la cuestión étnica, como de costumbre con las obras de este autor, el lector debe estar preparado para afirmaciones y descripciones insolentes y políticamente incorrectas, incluyendo misoginia.

Para saber más…

Lea este texto en The Guardian, sobre la posible islamofobia del autor y otras curiosidades.

*Leí la traducción del francés en capa blanda con los detalles arriba mencionados. El libro ha sido traducido al portugués por Alfaguara con el título de Submissão.

 

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